domingo, 12 de agosto de 2012

Próxima parada...

Las personas tenemos que chocarnos con piedras e incluso con muros para poder caer y levantarnos.
En estas semanas he tenido que tropezar con algunas piedras para poder ver de distinta manera algunas cosas y ganar nuevos enfoques, para bien espero.
Suena muy egoista, pero creo que hasta que no encontramos a personas similares a nosotros no nos damos realmente cuenta de las cosas malas y buenas que tenemos, igualmente somos egoistas por naturaleza así que intento no sentirme mal por comparar ciertos aspectos de mi vida para darme cuenta de lo absurdo y fácil que habría sido solucionar conflictos pasados, o simplemente alegrarme al darme cuenta de esas cosas que antes me afectaba de forma negativa ahora, poco a poco, van pasando a segundos planos donde no tienen importancia. Observo conflictos ahora siempre desde el banquillo sin la necesidad de tener que meterme corriendo en un campo desconocido y eso me ayuda a entender a las personas que me rodean, a analizar las actitudes de todas ellas y poder pensar mejor en varias soluciones y varios caminos a elegir ¿Será por eso que hay tantas personas pasivas que prefieren callar y escuchar al actuar y reaccionar?

Esta noche me está costando muchísimo escribir a pesar de que tengo muchas ganas de espresar todo esto que me llena la sesera desde hace un par de días. Supongo que estoy nerviosa por mi regreso a Sevilla dentro de un día (y aún con tantas cosas que hacer aquí) Hay tantas cosas que quiero sacarme de esta cabeza mía para dejar paralizadas aquí que ni se realmente como hacerlo.
En estas semanas me he vuelto a encontrar fuera de lugar, como si en lugar de coger un coche hace ya casi 4 años hubiera viajado en una nave espacial a otro planeta donde soy la chica rara, la que no encaja. La que canta y se emociona al escuchar "Triana no es cualquier cosa" mientras la miran tocando las palmas. Una bicha rara por querer pasear bajo las estrellas y escuchar las olas no muy lejos, lo justito para distraerme y no darme cuenta de que camino sola. Por aquí miro y hay un grupo de amigos, por allá otro, de parejas.
Soy la descarada, tan solo por hablar con desparpajo y alegría con un camarero sobre mi perro dentro de un bar con las miradas que me devoran diciendo "¡Qué haces con el perro allí dentro que te pueden multar!"
Porque vivo sin preocupaciones y me quedo bajo el sol durante horas durmiendo, lo que suma aún más mi rareza de preferir el sol y mi moreno a la sombra y los cuchilleos.
¿Me cansaré de sentirme fuera de lugar? Tengo mucho que reflexionar de aquí a varias semanas.
Espero poder escribir algo mejor antes de marcharme!